Los Perros y la adaptabilidad

Jamás sabremos cuándo y porqué el hombre prehistórico acarició por primera vez la cabecita peluda de un cachorro que, por primera vez en la historia respondió a aquel gesto instintivo moviendo alegremente la cola. (1).

Si bien los lobos adultos que se acercaban a los límites de los campamentos eran ahuyentados o muertos, no es difícil imaginar la situación de un hombre primitivo que encuentra un lobezno abandonado por la loba y que, cautivado por su aspecto novedoso y nada alarmante, decide llevárselo para introducirlo en la comunidad humana. (2).

Según Francis Galton, el mantenimiento de animales de compañía precedió a la domesticación: los lobos primero se hicieron compañeros de los humanos y recién después se convirtieron en perros. Los lobeznos que sobrevivían amparados por los humanos tenían la oportunidad de adaptarse y experimentaron en el tiempo una serie de cambios que se reprodujeron en la descendencia. La adopción de cachorros como animales de compañía pudo haber acelerado el proceso de la domesticación. (3).

La adaptación, en biología evolutiva, es el proceso por el cual las características biológicas – incluídas las conductuales - de los individuos llegan a ser tales que favorecen la supervivencia y la reproducción en su medio ambiente. (4). La etología contemporánea considera a la emoción como clase de conducta adaptativa en el contexto de la evolución. Aquel gesto instintivo del humano prehistórico hacia el lobezno debió activar en ambos una emoción. Emoción que, tal vez, se constituyó en la base de la adaptabilidad mutua.

En aquel tiempo, los humanos y los lobos empezaban a sufrir la misma transformación en la conducta: el paso de la matanza a la agrupación. Ambos se hacían ganaderos. El respeto al orden jerárquico y la capacidad para actuar coordinadamente con otros fue el trasfondo social similar que permitió la adaptación del lobo. El canis familiaris apareció poco después de la agrupación de los humanos en tribus. Había nacido el perro doméstico.

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El proceso de domesticación ha hecho diferente a los perros, no sólo en su aspecto físico, sino también en el psicológico. (5). Los perros domésticos, más allá de contener genes de cánidos salvajes, no son sólo la versión domesticada de ellos. La selección efectuada por los humanos está basada en las características cachorriles, las mismas que impulsaron al humano prehistórico a acariciar al lobezno desamparado.

La neotecnia, rasgo fundamental de la selección humana, significa la conservación de muchas de las características del animal inmaduro. Uno de los efectos es la relativa docilidad, hacer que el perro se comporte como un cachorro y no desafíe a los miembros adultos de la manada – en este caso los humanos - en busca del liderazgo. La neotecnia, teoría orgánica relativamente moderna, está presente en las argumentaciones de Mauro De Cellis: Cada especie, en la naturaleza, está dotada de una cierta elasticidad genética, facultades para modificar dentro de ciertos límites el propio aspecto – fenotipo - para adaptarse mejor al ambiente. (6).

La neotecnia involucra tanto la fisiología como el comportamiento. Así, los perros tienen hocicos más cortos y de apariencia más juvenil que los cánidos salvajes, los dientes más apretados y la nariz más achatada. Los perros domésticos retienen el carácter de cachorros y se ha reducido en ellos la neofobia o temor a lo desconocido, muy generalizado en los cánidos salvajes. La función de la neotecnia es inhibir las reacciones agresivas aumentando la probabilidad de sobrevivencia en la comunidad humana.

El humano de las cavernas que decidió adoptar en vez de matar a un cachorro de lobo, con el tiempo terminó seleccionando instintivamente las características cachorriles. Y el lobo se transformó en perro.

La increíble variedad de formas y comportamientos de la especie canina se explica por la acción combinada de la elasticidad genética y de la selección humana que ha colocado al perro al reparo de la natural. (7).

Según León Whitney, en su obra Psicología y adiestramiento del perro, el mundo de las actividades de los perros responde más a las emociones que a la inteligencia y, si consideramos a la emoción como clase de conducta adaptativa, se puede decir que, dada la riqueza del mundo emocional de los perros y su estrecha y milenaria relación con los humanos, la capacidad de adaptabilidad es una de las características fundamentales de la especie.

Quizás los científicos nunca leguen a ponerse de acuerdo sobre el porqué de la domesticación ...

¿Fue el humano que adoptó cachorros de lobo y la selección favoreció a los que eran menos agresivos? ...

¿Los perros se domesticaron solos al adaptarse a un nuevo nicho ecológico, los basureros humanos? ...

Tal vez la domesticación es la consecuencia de ambas argumentaciones. Y, si bien es cierto que a nivel molecular poco ha cambiado y la estructura del ADN de lobos y perros es casi idéntica, la adaptabilidad ha generado una relación tan profunda entre los perros y los humanos que, según el biólogo James Serpell, El perro doméstico existe precariamente en esa tierra de nadie entre lo humano y lo no humano ... ni persona ni bestia. (8).

Fuentes:
(1). MURANTE, Amelia. Conozca a su perro.
(2). SEWELL, Ken. Así es su perro.
(3). GALTON, Francis. Citado por Ruper Sheldrake en “De perros que saben que sus amos están camino de casa”.
(4). HARRE, Rom y LAMB, Roger. Diccionario de Etología y aprendizaje animal.
(5). COREN, Stanley. La fabulosa inteligencia de los perros.
(6). www.ilbiancospino.it
(7). IDEM.
(8). LANGE, Karen E. Del aullido al ladrido. National Geographic.



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