Las mascotas perros y gatos tienen parasitos

Nuestras  mascotas tienen parasitos que pueden ser contagiados a su entorno familiar. Ellos son animales de confianza, que nos demuestran su amor, cariño y  confianza. Según un estudio presentado recientemente, el 30% de los animales domésticos que existen en España tienen parásitos contagiosos y dañinos para el hombre.-

En España hay censados 4,3 millones de perros y 3 millones de gatos, de los cuales un (30 %) treinta por ciento se encuentra sin desparasitar, y pueden contagiar enfermedades infecciosas a los seres humanos, en especial niños, mayores, embarazadas e inmunodeprimidos. Así lo señala un informe de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

El estudio revela que más del 50% de los dueños de estas mascotas desconoce que sus animales de compañía puedan causar enfermedades en personas, y el 23% no sabe lo que es un parásito intestinal, uno de los principales microorganismos que pueden pasar de los animales a los humanos y causarles graves trastornos e importantes enfermedades.

A estas enfermedades infecciosas que se transmiten de los animales a los humanos se las denominan zoonosis, y la vía de contagio es, en la mayoría de las ocasiones, muy simple, y por ende, muy fácil de que ocurra. Los principales focos de contagio son los parques y calles, lugares abiertos que suelen estar llenos de excrementos de perros, y en donde niños y mayores juegan y se relacionan con estos animales y el ambiente que les rodea..

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¿Qué enfermedades pueden transmitirnos los parasitos de perros y gatos?

Los parásitos viven a expensas de otros seres. En el hombre, al igual que en los animales, pueden encontrarse dentro o fuera del cuerpo. Los más comunes son las lombrices intestinales o ascárides, las amebas, la solitaria o tenia, los alfilerillos u oxiuros, la giardia y el cisterco.

Los dos grupos de parásitos intestinales (microorganismos, larvas o gusanos) más frecuentes que podemos encontrar en el perro y el gato son los nematodos o "gusanos redondos" y los cestodes o "gusanos planos".-

Uno de estos parásitos, que se incluye entre los más peligrosos, es el denominado Echinococcus, un gusano que en el hombre puede provocar la enfermedad conocida como hidatidosis o "quiste hidatídico", trastorno que pueden llegar a contagiar hasta un 6% de los perros. Consiste en la formación de quistes que contienen las mencionadas larvas en el hígado, el pulmón y otras vísceras. El perro y el gato la adquieren comiendo vísceras infestadas, y el hombre, por la ingestión de huevos de la tenia. El único tratamiento que existe es el quirúrgico, y tiene un serio riesgo de muerte.

La giardiasis es otra importante enfermedad producida por un parásito microscópico (no es un gusano). Provoca cuadros de diarrea aguda, intermitente o persistente. Muchos adultos pueden tener sólo molestias tales como flatulencia (gases), borborismos (ruidos intestinales evidentes) e intolerancia a grasas, lo que les hace pensar que se encuentran enfermos del hígado cuando, sin embargo, no es así. Su contagio es muy fácil ya que los quistes del parásito no sólo están en las heces de los animales y en los excrementos y manos de las personas, sino que también se encuentran en el ambiente, la tierra y el polvo, lo que hace más complicada su prevención.

Otras infecciones que pueden "pasar" de los animales al hombre son aquellas que provocan diarreas, alteraciones de piel y lesiones oculares. Todas ellas infectan al ser humano a través de la ingestión de los huevos de los parásitos, cuya principal vía de transmisión son las heces de los animales, que contaminan el agua, los objetos y las manos. Y es que las heces de nuestros "mejores amigos" son altamente contaminantes porque las larvas de los parásitos pueden permanecer activas en los excrementos durante largos periodos de tiempo, siendo un potencial foco de peligro de infección.


Medidas de prevención de contagio de parasitos en el hogar

Lo que hay que evitar en primer lugar es que el animal de compañía se contagie, para ello han de cumplirse unas mínimas normas de higiene y medidas preventivas de salud y vacunación de los mismos (es fundamental que nuestras mascotas estén vacunadas contra las enfermedades más comunes y específicas de cada especie).

Según Guadalupe Miró, profesora y titular de Parasitología y Enfermedades Parasitarias de la Facultad de Veterinaria, y responsable del estudio antes citado, los propietarios deben administrar antiparasitarios a sus mascotas al menos cuatro veces al año - (cada 3 meses). Además, se recomienda evitar que jueguen en el agua de lugares contaminados, donde pueden adquirir estos parásitos.

Además, como medida preventiva de contagio a otras personas, se recomienda recoger siempre sus heces, y evitar que éstas queden expuestas al resto de personas (en especial niños). Al igual, no deben dejar que les lamen la cara, y siempre lavarse las manos después de tocar a un animal, ya que también existen parásitos en el perro y otros animales domésticos que pueden ser contagiados a través de la lengua del animal. Una adecuada educación sanitaria de los dueños es vital para evitar males mayores.


¿Cómo sabemos si nosotros estamos contagiados con parasitos?

Lo primero que hay que saber o tener en cuenta es si hemos estado expuestos a un animal no desparasitado, ya que el contagio suele producirse con total desconocimiento por nuestra parte.

La sintomatología observada en los perros y gatos parasitados es principalmente de tipo digestivo, pudiendo aparecer diarrea y/o vómito esporádicos o crónicos. Éste es el síntoma más frecuente; el problema es que muchos dueños no le prestan atención ya que son episodios que aparecen y desaparecen. En cualquier caso, una vez que se sospecha la existencia de parásitos debemos poner al animal en manos de un veterinario para que establezca el tratamiento adecuado de desparasitación.

 En el caso de las personas, los síntomas son más visibles y fáciles de reconocer: dolor de estómago y de cabeza, falta de apetito, decaimiento, debilidad, palidez, náuseas, mareos, rechinar de dientes al dormir, comezón alrededor del ano; episodios alternos de diarrea y estreñimiento; presencia en el excremento de moco, sangre o incluso de las lombrices mismas.

Cuando una persona tiene parásitos, lo más probable es que otros miembros de su familia también los tengan, por lo que el tratamiento se les debe dar a todos, no únicamente a aquel que ha manifestado los síntomas, ya que éstos pueden no ser apreciados al inicio del contagio.

De cualquier forma, hay que acudir inmediatamente al médico para ser tratado adecuadamente del parásito específico del que se está infectado.

Y es que no hay lugar del ser humano que no pueda ser invadido por algún tipo de parásito, proveniente de un animal o no. El pelo, la piel, los pulmones, el cerebro, el corazón, el hígado, los intestinos, o los ojos, están expuestos a la invasión parasitaria.

S.E.C. (servicio de educacion para el consumidor)




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